
Los retos sostenibles de los supermercados. La importancia de medir, caso práctico del uso de envases
prensa / distribución alimentaria, economía circular, envases, medio ambiente, supermercados,
La Directora de Sostenibilidad de ASEDAS, María Martínez-Herrera, escribe un artículo sobre la importancia definir indicadores medioambientales que nos ayuden a medir los esfuerzos de los supermercados para alcanzar la economía circular y, desde esos datos, seguir avanzando. El artículo fue publicado el 23 de junio en el Suplemento ABC Natural.
La normativa relacionada con la sostenibilidad marca el paso de la mayoría de los sectores económicos europeos, y por supuesto de los supermercados. El Pacto Verde es un antes y un después creando un marco regulatorio que implica a todos y qué, aunque todavía tiene muchas aristas y normas por desarrollarse, ya comienza a tomar forma. Con respecto a la afectación en el sector de la distribución de alimentos, esta legislación repercute tanto en el aprovisionamiento de mercancías, productos y servicios, como en el día a día de las compañías, con un impacto directo en el funcionamiento de las plataformas y tiendas; además de un impacto indirecto en los consumidores.
El objetivo de prevenir, aprovechar/reutilizar y, por último, reciclar correctamente es un compromiso horizontal de toda la cadena de suministro, y también es un compromiso individual de cada empresa. Y muy importante si dimensionamos el impacto de una actividad económica y de un sector que, como el de la alimentación, llega a todos y cada uno de los ciudadanos. En el caso de la distribución alimentaria de proximidad, con más de 25.000 tiendas de la distribución moderna (autoservicios, supermercados e hipermercados), más de unos 400.000 empleados y una base de consumidores que, en el caso de los supermercados, suman unos 15 millones diarios, supone un gran reto. Por ello, es imprescindible medir correctamente ese impacto y compartir, de forma transparente con la sociedad, los aspectos más relevantes de esta actividad.
Por este motivo, ASEDAS, la Asociación Española de Distribuidores, Supermercados y Autoservicios presentó en el Foro ABC Natura sus primeros indicadores de sostenibilidad, enfocados a definir el camino del supermercado, del formato mayorista y de las centrales de compras que les agrupan hacia la economía circular. En este ejercicio, varios de los indicadores se centraron los envases, ya que, en todas sus modalidades –los de transporte y los que vemos en los lineales- son imprescindibles para poder distribuir alimentos. El Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases, se aprobó el pasado 27 de diciembre y es una norma clave que ya está modificando procedimientos de la cadena. Además, viene acompañada del impuesto a los envases de plástico no reutilizables recogida en la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. Tanto el impuesto como otras obligaciones de la Ley 7/2022 como del Real Decreto 1055/2022 introducen la necesidad de que el diseño del envase esté pensado para cuando éste se convierta en residuo.
Debemos recordar que una de las medidas más llamativas para el consumidor es la obligación de presentar sin envase -de cualquier material- las frutas y verduras enteras. En estos momentos, la AESAN, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación estudian un listado de excepciones por razones de durabilidad, fragilidad y posibilidad de contaminación de productos, entre otros, de fruta y verdura entera que sí se podrá presentar con envase. Las empresas están concienciadas con la reducción del sobre embalaje; sin embargo, esta medida va más allá y puede incrementar costes, aumentar el desperdicio alimentario y hacer menos accesibles productos que ya se han convertido en básicos de la cesta de la compra, por lo que la lista de excepciones será crucial para limitar estos problemas.
Por último, destacar que el Real Decreto obliga a tener cuatro o cinco referencias de bebidas con envase reutilizable/retornable en los lineales. La entrada en vigor será en enero de 2025 y la gran preocupación es que no se va a incentivar este modelo de negocio para aquel operador que quiera apostar por él, sino que será obligatoria para todo punto de venta. Esto lleva acarreado un impacto social en tienda, un impacto medioambiental -teniendo en cuenta las emisiones de la logística- y un impacto económico que, a día de hoy, se desconoce y que no se ha medido, algo muy preocupante para el sector, ya que las tiendas y la logística son pilares básicos de la distribución de alimentos y bebidas. En nuestro país contamos con una gran variedad de tipos de tiendas y formatos que hacen de nuestra distribución alimentaria un sistema equilibrado, muy competitivo y con gran capilaridad. La cercanía al ciudadano implica, además, que las tiendas suelen estar situadas en el centro de los pueblos y ciudades con un gran aprovechamiento del espacio de venta. Todo ello hace que la instalación de un modelo de SDDR sea muy compleja y costosa en términos de sostenibilidad del modelo.
Estos puntos que hemos destacado en este artículo son sólo algunas de las novedades, pero no las únicas, en los que ya están trabajando los supermercados. La necesidad de alcanzar la economía circular no tiene vuelta atrás. Por razones de obligación legislativa, por compromiso sectorial con el medio ambiente y por motivos de sostenibilidad económica, las empresas de supermercados están adaptándose y aportando sugerencias para que alcanzar los objetivos establecidos. En este sentido, el clamor es que las nuevas obligaciones medioambientales no supongan un lastre económico y operativo dañino para un sistema de distribución de proximidad que consigue, cada día, llevar una alimentación completa, variada, segura y a precios competitivos muy cerca de las casas de los consumidores.